Entre Aulladores y Manglares / Between Howlers and Mangroves 🐒

 

Manglares en la Costa de Batipa, Mayo 23 del 2024 / Mangroves at Batipa Coast, May 23 of 2024

Desde un inicio sabía que la mañana iba a ser fuerte, ya que junto a mi compañero Nick debía subir la montaña hasta la reserva para tomar los datos de aves. Definitivamente fue un día y una experiencia llena de miedo, risas y aventura.

Eran las 5:30 AM cuando comenzamos a subir hacia la reserva, no se podía ver nada, por lo que llevábamos "headlamps" y tratábamos de ir a un buen paso para llegar a tiempo al lugar. Creo que no habían pasado tres minutos de caminata cuando me tropecé con una rama y caí completamente al suelo. Mis manos estaban extendidas sobre el suelo, el bulto estaba sobre mi cabeza y mi sorpresa era tanta que empecé a reír y no podía parar. Como caí en la hojarasca, no me lastimé, así que me levanté sin problema y ambos continuamos caminando.

Luego de al menos diez minutos ya estaba cansada y Nick necesitaba cambiar las baterías de su lámpara, por lo que decidimos parar por unos minutos. Justo antes de retomar el camino, escuchamos a los monos aulladores, que estaban en un árbol al lado de nosotros. Sus gritos fueron tan fuertes y estaban tan cerca que ambos nos asustamos y no pudimos siquiera mirar hacia allí. No había lugar a dudas de que estaban perturbados por nuestra presencia y no nos querían allí, así que inmediatamente retomamos nuestro camino. Al llegar al primer punto de muestreo, ambos decidimos que yo debía ir al tercer punto, ya que sabía con precisión dónde estaba ubicado, pero este era el más lejano. Mientras caminaba sola por el bosque, escuchaba a los aulladores alterados a mi alrededor. En lo único que pensaba era en no tener contacto visual con ellos y mantener un ritmo constante al caminar.

Luego de llegar al punto e incluso durante la toma de datos estaba asustada. Tuve un constante nerviosismo debido a que los aulladores estuvieron siempre alterados. Al encontrarme con Nick automáticamente me sentí menos nerviosa, ya no estaba sola en caso de que llegara a pasar algo y eso era un alivio. Bajamos al bosque de teca de un año y ahí nos encontramos con el profesor y nuestro otro compañero. Les contamos todo lo que nos pasó y pasamos un buen rato haciendo chistes.

En la tarde caminamos por el bello manglar en la costa de Batipa. Allí pudimos tomar datos de reptiles y pasamos una buena tarde relajados caminando por la costa y explorando. En la noche, cuando estábamos cenando, Nick y yo volvimos a contar lo que nos pasó al resto del grupo y las risas no pudieron faltar.

Definitivamente ha sido uno de los mejores días que he tenido en Panamá, no solo por las risas sino por la exploración y aventura en la que nos adentramos. Gracias a los aulladores ya tengo una épica historia para contar cuando vuelva a casa.

From the beginning, I knew the morning was going to be tough because my partner Nick and I had to climb the mountain to the reserve to collect bird data. It was definitely a day and an experience full of fear, laughter, and adventure.

...

It was 5:30 AM when we started climbing to the reserve; we couldn't see anything, so we wore headlamps and tried to keep a good pace to reach the place on time. I don't think three minutes of walking had passed when I tripped over a branch and fell completely to the ground. My hands were extended on the ground, my backpack was over my head, and I was so surprised that I started laughing and couldn't stop. Since I fell on the leaf litter, I didn't get hurt, so I got up without any problem, and we both continued walking.

After at least ten minutes, I was already tired, and Nick needed to change the batteries in his lamp, so we decided to stop for a few minutes. Just before resuming our walk, we heard the howler monkeys, which were in a tree next to us. Their screams were so loud and so close that we both got scared and couldn't even look in that direction. There was no doubt they were disturbed by our presence and didn't want us there, so we immediately continued our way.

When we reached the first sampling point, we both decided that I should go to the third point since I knew exactly where it was located, but it was the farthest one. While walking alone through the forest, I could hear the agitated howler monkeys around me. All I could think about was not making eye contact with them and maintaining a steady walking pace. After reaching the point and even during data collection, I was scared. I felt constant nervousness because the howler monkeys were always agitated. When I met up with Nick, I immediately felt less nervous; I was no longer alone in case something happened, and that was a relief. We went down to the one-year-old teak forest and met with the professor and our other partner there. We told them everything that happened to us, and we had a good time making jokes.

In the afternoon, we walked through the beautiful mangrove on the coast of Batipa. There, we were able to collect reptile data, and we had a nice, relaxing afternoon walking along the coast and exploring. At night, while we were having dinner, Nick and I retold what happened to the rest of the group, and the laughs were inevitable.

It has definitely been one of the best days I've had in Panama, not just because of the laughter but also because of the exploration and adventure we embarked on. Thanks to the howler monkeys, I now have an epic story to tell when I get back home.

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